«37 políticos han sido asesinados durante los dos meses de verano». ¿Se imaginan? ¡Esto sería un atentado contra el Estado! ¡Terrorismo asesino!
«37 obispos han sido asesinados en España durante los meses de verano». ¿Se imaginan el titular? ¡Esto sería el peor de los atentados cometidos por la humanidad contra la Iglesia! ¡Terrorismo asesino!
«37 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas durante los meses de verano». ¿Un atentado contra las mujeres? Qué va. ¿Cómo osamos hablar de terrorismo machista por 37 mujeres de nada?
¿Y si hablásemos de 70 políticos asesinados en lo que va de año? ¿Y si los periódicos anunciasen que se han asesinado a más de 837 obispos del 2004 hasta la fecha? ¿Qué medidas tomaría el Estado? ¿Se alarmaría la sociedad? ¿Qué acciones llevaría a cabo el PP como medidas de protección y prevención? ¿Cuánto dinero de las arcas nacionales destinaría a paliar semejante barbarie contra los suyos y su santamadreiglesia? Se podrían hacer una idea de la alarma social que desencadenarían todas estas muertes, ¿verdad?
¿Alguien me puede explicar entonces por qué tanta pasividad ante los 70 asesinatos de mujeres en lo que va de año? ¿Por qué tanta resistencia a considerar una cuestión de Estado el hecho de que 1378 mujeres hayan sido asesinadas desde el año 1995 a 2015? ¿No les parece, cuanto menos, una matanza a sangre fría y despiadada? Vamos a pedir explicaciones.
¿Por qué mueren asesinadas? Pues por el mero hecho de ser mujeres. La violencia de género es la primera causa de muerte entre las mujeres de 15 a 44 años según la Organización Mundial de la Salud, y el Gobierno como si de insectos comunes habláramos. ¿Alguien me puede explicar por qué la sociedad ensordece cuando escucha «una mujer asesinada por su pareja o ex-pareja»? Vamos a pedir explicaciones.
Porque son muchas #violenciasmachistas que cargamos en nuestras mochilas diarias las mujeres. Hablemos, si no, del terreno laboral: brecha salarial, acoso por razón de sexo, acoso sexual, y un largo etcétera. Por no mencionar qué ocurre en el día a día de todas las personas que estamos dentro del colectivo LGBTI («lesbianas, gays, bisexuales, trans*, intersexuales», para quien no conozco las siglas): ¿llevamos nuestras rutinas con la misma naturalidad que las personas heterosexuales? No, obviamente no, y no me vengan ahora de progres en plan «yotambiénfuialabodadeMaroto» porque me produce náuseas tanta desfachatez ante las vidas y los derechos de los seres humanos.
También nos podríamos detener y preguntarnos qué ocurre con las mujeres que desean construir una familia monoparental, o bien si yo misma, como lesbiana casada con mi compañera, puedo acceder -así como acceden las mujeres heterosexuales casadas- a la Unidad de Reproducción Humana de la Seguridad Social para formar una familia. ¿Me obliga el Estado siendo lesbiana a acostarme con un hombre para reproducir, o acaso su intención es la de condenarnos a no tener familia por el hecho de ser lesbianas? No me queda muy claro. Vamos a pedir explicaciones.
¿Alguien se atreve aún a decirme que esto no es #TerrorismoMachista? Beatriz Gimeno comienza así su artículo en el diario.es del pasado 14 de agosto de 2015, que lleva por título «Terrorismo machista. Ya basta«:
Si entendemos que, por lo general, llamamos terrorismo al intento de imponer una idea política por medio del terror y del uso de la violencia, entonces podemos llamar terrorismo machista a la violencia de género, aunque en este caso no se busque revertir una situación, sino perpetuarla. Históricamente, el sistema patriarcal ha minusvalorado, cuando no alentado, la violencia contra las mujeres de manera que la violencia usada contra unas pocas sirviera como amenaza y correctivo para todas. Todo sistema de dominación, y el patriarcado lo es, tiene que usar la violencia para imponerse y luego para mantenerse, aunque esa violencia no sea utilizada masivamente. Basta con que ocurra de vez en cuando, basta la mera amenaza para que todas las víctimas potenciales sepan que es mejor no rebelarse. Históricamente esto no admite discusión posible. El asesinato o la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres –es decir, por el hecho de no ajustarse a lo que, como mujeres, se espera de ellas, ya sea lo que la sociedad espera de ellas o lo que un hombre cualquiera espera o desea-, no ha estado penada o mucho menos penada que la situación contraria. Eso quiere decir que este tipo de violencia estaba permitida, alentada como correctivo o socialmente legitimada, aun cuando existiera una pena formal. Aun ahora esto sigue ocurriendo en muchos países. En aquellos países en los que la igualdad formal es un hecho y el reproche penal por matar a un hombre o a una mujer es el mismo, aun en estos casos, la legitimación cultural se sigue dando en el caso de los asesinatos machistas.
Y esta reflexión suya sobre el #TerrorismoMachista al que estamos supeditadas las mujeres por el mero hecho de serlo, nos lleva a otro concepto importante: el de violencia estructural. Y ahí radica la diferencia entre la violencia machista y cualquier otro tipo de violencia.
Mar Esquembre Cerdá explica muy bien esta violencia estructural en su artículo «Conocimiento y perspectiva de género«:
en palabras de la PAB [Plataforma de Acción de Beijing], vivimos en sistemas en los que «la diferenciación biológica entre hombres y mujeres ha sido utilizada para cimentar una construcción social que establece dos tipos de personas y modos de vida con formas asociadas de ser» y esa diferenciación «da lugar a un orden jerárquico basado en la supremacía de los hombres y lo masculino y en la desvalorización y subordinación de las mujeres y lo femenino. Ésta se expresa en la construcción de estereotipos de género, en la definición de ámbitos sociales de acción para hombres y mujeres, así como en su acceso desigual al poder, las oportunidades y los recursos».
Y yo me pregunto: ¿cuántas #ViolenciasMachistas más tendremos que soportar para gritar BASTA YA? ¿Cuánto #TerrorismoMachista estamos dispuestas a sufrir en nuestra propia piel? ¿Cuántas mujeres más, asesinadas en manos de sus parejas o ex-parejas, vamos a tolerar?
#Niunamás. #Niunamenos. Hasta aquí llegamos, porque #nosqueremosvivas, porque tenemos #toleranciacero hacia el #terrorismomachista. No más #violenciasmachistas, no más mujeres asesinadas. Por ello, #yovoy7n: por las 52.000 mujeres contabilizadas que están siendo víctimas de violencia de género en este preciso momento; por las 50.000 que no están contabilizadas y se sabe (el Estado lo sabe) que están siendo maltratadas física y psíquicamente cada día, soportando, indefensas, un calvario cruel e inhumano; por las que no tienen voz porque el sistema las amordaza; por las mujeres violadas; por las que aún no han sido violadas; por las asesinadas que hemos enterrado; por las que aún están vivas; por las que están apunto de ser asesinadas. Salvemos nuestras vidas y pidamos responsabilidades. El #7n vamos a pedir explicaciones. Porque los 1378 asesinatos de mujeres son #CuestiónDeEstado.
El #MovimientoFeminista de todo el territorio español se está movilizando: nos estamos movilizando. Vamos a llenar las calles de la capital en la #Marcha7NMadrid. #Yovoy7n. ¿Y tú? ¿Te animas a unir tu voz el 7 de noviembre en la Marcha contra las #ViolenciasMachistas que tendrá lugar en Madrid? Cuantas más personas seamos, antes terminaremos con esta masacre feminicida. Porque, repito, #NosQueremosVivas. Y porque el silencio nos hace cómplices.
Para acceder al Manifiesto de la Marcha, pincha aquí. Si quieres acceder a la página web de la #Marcha7NMadrid, pincha aquí.