Si no somos capaces de ver el sexismo que nos rodea, jamás seremos plenamente conscientes de la verdadera necesidad de un cambio coeducativo
. Cuanta más formación imparto, más cuenta me doy de que a veces estamos tan motivadas por provocar el cambio coeducativo en nuestro entorno, que nos cegamos ante los signos de sexismo que hay a nuestro alrededor. A veces, esa fe ciega en que adoptamos la actitud correcta, esa confianza plena en nuestro buen hacer frente al cambio, no nos permite ver lo que tenemos delante y en ocasiones se nos escapan mensajes subliminales sexistas que llegan incluso a ser peligrosos. Pongo una imagen extraída de un centro cualquiera:
Este cartel estaba situado en la escalera del hall que nos llevaba a la primera planta del centro, en donde se encontraban algunas aulas de Primaria y la Biblioteca. A estas alturas de la película, no podemos bajo ningún concepto utilizar «el hombre» como masculino genérico que representa a toda la humanidad –máxime cuando ya sabemos que «nuestro hombre imaginario» es un hombre hegemónico–.
Además, por mucho que la lectura como hábito y modelo presupone a quien la practica una persona instruida, esto no es en absoluto indicio de que un hombre sea fiable o digno de que se piense bien de él. No al menos en sí misma, per sé. Tampoco quiere decir lo contrario; no obstante, aún hoy no conviene transmitir a nuestra infancia que los hombres que leen son buenos hombres por el mero hecho de leer. Digamos que la bondad, la dignidad o la humanidad no las aporta la lectura, no son características intrínsecas de quien lee.
Así pues, cuidemos esos mensajes subliminales a los que sometemos a diario a nuestra infancia y tomemos la responsabilidad proactiva del cambio coeducativo
: si no somos capaces de ver lo que tenemos delante, difícilmente podremos generar un cambio coeducativo real y efectivo.
#CoeducaciónPermanenteNoRevisable