Guión: Lorenza Machín y Kika Fumero. Actriz: Lorenza Machín.

Una mujer cuenta su historia personal y nos muestra las cicatrices que han dejado en ella varios pasajes de su vida. La iglesia, el Estado, la familia: la sociedad patriarcal no es ajena a ello.

Lo que se pretende con esta pieza corta es hacer una denuncia social de la violencia sexual ejercida contra las mujeres. Vivimos en una sociedad en la que el gobierno nos da consejos para prevenir ser violadas, en lugar de invertir en educación por la igualdad y enseñar a los chicos otras maneras de ser hombres en las que no se cosifique el cuerpo de la  mujer y ambos (hombres y mujeres) sean tratados por igual, con las mismas oportunidades y las mismas herramientas a su alcance. La violación es una consecuencia directa de la educación machista y patriarcal en la que crecemos, y ha sido siempre un tema tabú y una constante en la vida de muchísimas mujeres que han callado inducidas por el propio sistema: por miedo al qué dirán, o bien por temor a no ser creídas. Y así, un altísimo porcentaje de las mujeres que han sufrido en algún momento de su vida alguna agresión o abuso sexual ha permanecido en silencio. Normalmente, los autores de dichas atrocidades no son personas desconocidas, sino familiares o allegados. Según un informe de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE, una de cada tres mujeres europeas ha experimentado agresiones físicas o sexuales, pero tan sólo el 34% se decide a denunciar los hechos más graves que han sufrido. Y una de cada 20 ha sido violada. Además, el estudio demuestra que aquellas mujeres que han sufrido violencia sexual durante la infancia tienen un 300% más de riesgo de sufrir violencia sexual en el futuro. El 97% de los agresores son hombres. ¿Vamos a seguir calladas?

Lo interesante de esta propuesta es que parte de experiencias personales que son comunes a la gran mayoría de las víctimas y en las que pueden ver sus propias historias reflejadas. Las protagonistas se dirigen a un público que representa la sociedad, la justicia y la iglesia, en un intento por sensibilizarlo y hacerle reflexionar. La obra revela la realidad de una niña, una mujer joven y una mujer mayor, en primera persona, y muestra también la realidad que vivimos (tópicos interiorizados, consejos institucionales, violencia sexual y psicológica). Finalmente, se dirige a las mujeres y las invita a no seguir callando, a armarse de valor y a gritar “¡BASTA!” ante semejante barbarie social.

Desde aquí doy las gracias a cuantas personas han creído en nosotras y nos han dado la oportunidad de llevar la obra a distintos municipios de las islas (Auditorio Puerto del Rosario y auditorio Gran Tarajal (Fuerteventura), instalaciones del STEC-IC en las Palmas de Gran Canaria).

E infinitamente agradecidas a Amaia Zárraga por las inmejorables fotografías que nos sacó para la elaboración del cartel. Tuvimos la inmensa suerte de contar con grandes profesionales como ella y Susanna Martín, quien nos ilustró ese magnífico cartel que ya todas y todos conocen y reconocen como propio de la obra. Nos sentimos sumamente orgullosas y afortunadas de haber podido contar con ellas en este camino que tan difícil ha sido a menudo. Por la dureza del tema, básicamente. Aquí les dejo un vídeo para que vean el proceso de fotografías hasta llegar al cartel.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=YDBOKe0jw78]

Y a continuación, para ir concluyendo, les ofrezco algunas fotos de los estrenos que hemos tenido, así como el vídeo de la presentación última que hicimos en las instalaciones del STEC-IC en Las Palmas de Gran Canaria. Esperamos de corazón que les llegue y que nos hagan llegar sus comentarios.

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¡¡GRACIAS!!