El miércoles llegamos a Asturias D&C y yo, tras un largo viaje y cargadas de ilusión…

Dulces sueños en Madrid, antes de seguir el camino...

Dulces sueños en Madrid, antes de seguir el camino…

Llegamos tempranito a esos nórteres...

Llegamos tempranito a esos nórteres…

Un taxi nos lleva de camino al hotel...

Un taxi nos lleva de camino al hotel…

El Silken nos da otra dulce bienvenida. La habitación es impar y suma 8: Al infinito y más allá... :)

El Silken nos da otra dulce bienvenida. La habitación es impar y suma 8: Al infinito y más allá… 🙂

Una duchita para entrar en calor, nos pegamos uno a la otra y preparadas para...

Una duchita para entrar en calor, nos pegamos uno a la otra y preparadas para…

...para un viñín asturianu, en tan esperada compañía. Marian se unió al festín en cuanto oyó por facebook que estábamos aquí ;)

…para un viñín asturianu, en tan esperada compañía. Marian se unió al festín en cuanto oyó por facebook que estábamos aquí 😉

Wow...nos quedamos sin palabras...

Wow…nos quedamos sin palabras…

Lugar mágico...

Lugar mágico…

Y llegó el momento... Público maravilloso creando sinergías...

Y llegó el momento… Público maravilloso creando sinergías…

Y llegó la recompensa... Los astros se alinearon y yo me llené de risas y de calorcín asturianu con dos pedazo de mujeres. Comilfó ;)

Y la recompensa… Los astros se alinearon y nos llenamos de risas y de calorcín asturianu con dos pedazo de mujeres. Ah, en Casa Lin, comilfó 😉

Hace muchos años comencé un blog llamado Puzzles sin guión. Seguramente muchas de ustedes lo recordarán. En aquella época ocurrió algo mágico en el mundo bloguero: construimos una red bolloblogueril muy fuerte y entrañable. Mujeres que compartíamos casi a diario nuestras experiencias: la vida en estado puro. Una gran mayoría de nosotras compartíamos, además, la profesión de docentes. De esta época nacieron grandes amistades. Cuando cerré las puertas de Puzzles sin guión, yo sabía que aún me quedaban muchos frutos por recoger.

Había un blog entrañable, que escondía una voz cálida, sabia…una mano que envolvía una pluma y escribía en susurro la vida secreta de las palabras.

(Alguien se acerca a mí por detrás, me llama y me dice:)

– ¿Eres Kika?

– Sí – contesto ojiplática. Ay, la amnesia…

– ¿No sabes quién soy? – me pregunta con un semblante familiar, cercano; con una mirada cálida.

– No – respondo tímidamente. Ay, qué mal, ¡cómo puedes ser tan despistada, Kika, cómo no te acuerdas de esta mujer tan tierna que te conoce!

– Tal vez si te digo mi nombre… – me dice.

– Ah, pues tal vez – qué bien, parece dispuesta a ayudarme, qué alivio, qué amable.

– Soy Mármara.

– … – aquí tiene que decir ella cómo reaccioné. Yo solo recuerdo que se me pasaron casi tres años por delante de mí en milésimas de segundos. Tardes escribiendo posts, tardes leyendo posts, comentarios, escritos, momentos compartidos…Y esa mano sujetando esa pluma que daba voz a esa vida secreta de sus palabras. Casi no me da algo. A punto estuve de caerme al suelo. Yo solo quería echarme a llorar y abrazarla, pero me contuve. Y la abracé. ¡Mármara! ¿Saben lo que era eso? No solo conozco a Marian al mediodía, que ya me tenía el corazón hiper feliz, sino que, además, venía con premio 🙂

La visita a Asturias fue por motivos profesionales, pero la vida es tan dinámica y da tantas vueltas, que siempre termina sorprendiéndote. Y resultó que lo profesional era personal. Así como lo personal es político. Fácil, ¿no?

Del viaje a Asturias me quedo con el lado humano, tanto dentro de la charla como fuera de ella. Ah, y con ese sabor a risas… ¡Ahora entiendo ese orgullín del norte! 🙂